Des de principis de curs que tenim el plaer de tenir l’autora Ana Luisa Ramírez fent un taller d’escriptura creativa amb els nostres nens i nenes. ✍️📑 Us oferim el resum que ella mateixa ha fet dels primers mesos 👌:

“Tras las tres primeras sesiones de taller, hacemos un pequeño balance de nuestro recorrido.

Reunidos y presentados los expectantes miembros del grupo, tuvimos el gusto de conocer a Monsieur Queneau, Raymond Queneau, así como algunas pinceladas sobre ese grupo de experimentación literaria llamado OuLiPo.

¿Es posible contar innumerables veces un breve y simple relato de formas siempre diferentes y sin que resulte un rollazo?

Lo es, así nos lo mostró Mr. Queneau con sus Ejercicios de estilo que, según íbamos leyendo, tan pronto saltaba el asombro y la sorpresa como buenas dosis de humor.

¿De cuántas maneras se puede contar lo mismo?

Así lo expresaba el dramaturgo sueco August Strindberg:

Cuando vuelvo a casa y me inclino sobre mi escritorio, entonces vivo (…) Vivo, y vivo con variedad todas las vidas de la gente que retrato; estoy alegre con los alegres, soy malo con los malos, bueno con los buenos; me arrastro fuera de mi propia persona y hablo por boca de los niños, de las mujeres, de los viejos; soy rey y mendigo, soy el poderoso, el tirano y el más odiado, el oprimido que detesta al tirano; tengo todas las opiniones, profeso todas las religiones; vivo en todas las épocas y yo mismo he dejado de existir. Este es un estado que produce una felicidad indescriptible.

Al grupo se le iban ocurriendo algunos estilos, pero siempre hay más, muchísimos más… y todavía más.

¿Cómo lo contaría Papá Noel, Cervantes, un reportero, un pijo o hasta un dinosaurio?

Pero ¿qué es lo que se va a contar?

Y ahí comenzó la creación de textos a proponer. Uno por cada uno de los doce miembros del grupo (de entre 8 y taitantos años). Todos diversos e ingeniosos; lo difícil era elegir, muy difícil, así que no pudimos decidirnos por uno solo:

RELATOS

El FUNAMBULISTA
Cuando todavía existían las Torres Gemelas, me fui al museo Tate. Nunca voy en taxi porque es demasiado caro. Me paré donde había un montón de gente, justo en las Torres Gemelas. No os miento, había motivo para pararse. Allí había un tipo alto y delgaducho que tenía el pelo teñido de amarillo pollo y vestía un traje viejo de arlequín; se preparó y pasó entre las dos torres sobre una cuerda floja.
Unos cuantos años después me lo encontré de nuevo, con el mismo vestido de arlequín bastante más roto, intentando hacer rápel por la Torre Eiffel.

LA PALOMA
Hace unos años, yo me encontraba paseando por un bosquecito a las afueras de Cataluña. De repente vi una curiosa paloma con un ala pintada azul. Mientras la miraba, ella hizo sus necesidades encima de mi cabeza, por casualidad ese día era mi cumpleaños y dicen que cuando eso sucede trae buena suerte.

Ya a la tarde, en mi jardín, agarré una manzana y, al primer bocado, la paloma de las narices entrevió un gusano que sobresalía de ella, voló hacia mi mano y forcejeó hasta ganar.

Por la noche, ya en la cama, meditaba sobre las desgracias (para algunos graciosas) de mi día, cuando de improviso una tormenta con rayos y truenos descargó sobre el pueblo.

Cuando salí a la mañana siguiente, me encontré a la paloma muerta por un rayo. Lo primero que pensé fue en un refrán que decía mi abuelo: A mala vida, mala muerte.

Antártida

Cuando fui a la Antártida, había un pingüino y un panda.

Se cae el panda al agua y el pingüino se tira también y se va a comer.

Al día siguiente volví a ver al panda congelado.

Continuará…” 🙌🥰